El derecho a la ciudad
Para Cecilia, extraordinaria mujer que está a punto de descubrir que en la vida, las limitantes son solo barreras que se pueden franquear cuando el temple, la voluntad y la fe en Dios son más grandes que las circunstancias.
Durante seis días los expertos iberoamericanos en materia de accesibilidad se dieron cita en nuestro país para exponer sus experiencias en esa materia durante el segundo Congreso Iberoamericano de Diseño, Construcción y Ciudades Accesibles, asistieron personajes como Enrique Robira-Beleta y Cuyás que es ni más ni menos el autor intelectual del programa de accesibilidad en Barcelona que ha sido ejemplo a nivel mundial, platicar con él fue toda una enseñanza, desde su silla de ruedas su gran sonrisa, buen humor y agradable tono de voz nos da la primera lección: bajo ninguna condición debes dejar de vivir tu vida con dignidad, felicidad y servicio a los demás; Admirable también la maestra Taide Buenfil Garza quien desde una muy activa silla de ruedas dirige la Coordinación Académica de la maestría de Responsabilidad Social que imparte la Universidad Anáhuac Campus Santa Fe; por seis días en Querétaro, el salón de Posgrados de la UNAN en Ciudad de México y en Cancún desfilaron expertos en accesibilidad en las ciudades, cada uno con una experiencia, cada uno con una historia y cada uno de ellos con una innovación, como la arquitecta Sandra Esparza de Ecuador, constructora del primer parque accesible en Latinoamérica.
Y es que hay toda una tendencia mundial a impulsar la accesibilidad en las ciudades, que no es solo una moda si no toda una lucha social sustentada en el “Derecho a la Ciudad” que tenemos todos quienes la habitamos, el derecho a tener accesibilidad a los centros de formación, de abasto, laborales, de ocio y recreación; no por ser ciego, anciano, embarazada, niño, manco, cojo o parapléjico debemos estar limitados en movilidad.
Ya sé que muchos estarán diciendo que no debo usar esos términos porque suenan discriminantes, que debo utilizar términos como capacidades diferentes, débiles visuales, persona con escucha débil y toda esa jerga que se inventan los políticos y gobernantes para no llamarle a las cosas por su nombre, tenemos un rico idioma que pone nombre a cada cosa con toda dignidad, solo en la mente de los incultos la palabra ciego, sordo o anciano es una ofensa, quienes amamos el Castellano sabemos utilizarlo con propiedad y respeto.
Como dato les diré que todos en algún momento de nuestra vida seremos discapacitados, temporales o permanentes, según las cifras que arrojan estudios serios, más del 50% de las personas en México necesitan contar con buena accesibilidad debido a sus capacidades físicas, quiero aclarar que todos tenemos capacidades diferentes y aunque hayamos nacido con plenas capacidades éstas se verán disminuidas por el proceso natural de envejecimiento, así es que si usted aspira a una larga vida la cual le deseo, le doy la noticia que por mucha plenitud que tengamos, seremos personas disminuidas en nuestras capacidades físicas o mentales, porque dejamos de ver o escuchar bien, porque nuestros huesos dejan de realizar su trabajo con eficacia, porque nuestro corazón ya no resiste igual, por lo que sea, pero llegará el día y eso no quiere decir que dejemos de vivir a plenitud, no significa que seamos una carga para otros, no significa que no podamos producir o disfrutar la vida ¡No! Esta es una de las injusticias que cometemos con las personas con discapacidad.
Todos tenemos derecho a la ciudad y la ciudad debe ser accesible, incluyente, que ofrezca igualdad de oportunidades a todos, los gobiernos municipales tienen la obligación de garantizar que nuestras ciudades, calles, banquetas, parques y plazas, edificios públicos, que todos los espacios vitales sean accesibles para todos.
La ciudad debe adaptarse para las personas y no las personas adaptarse a la ciudad como ocurre generalmente, observe usted su ciudad y verá como se construye de manera excluyente, sin pensar en la mayoría de las personas que la habitamos y ahí tenemos al ayuntamiento autorizando edificios, fraccionamientos y centros comerciales que violentan el derecho a la ciudad, y peor aún, pavimentando calles sin las menores consideraciones de accesibilidad y luego nos dicen que son obras bien hechas cuando en realidad esas obras están orientadas a la minoría de ciudadanos.
La ciudad debe ser construida a escala humana y todos los humanos tenemos diferentes escalas de capacidad, no se puede aspirar a tener una ciudad competitiva, ni a detonar el desarrollo económico si suprimimos las posibilidades de movilidad de un amplio sector de la sociedad.
Es lamentable que mientras en Xalapa seguimos en la creencia que pavimentar es el Non Plus Ultra del gobierno, en otras ciudades se implementan ya políticas de construcción accesible para todos, nuestra ciudad es terriblemente injusta con los discapacitados, está totalmente construida en contra de ellos y nadie está haciendo nada para evitarlo, con esta forma de hacer ciudad estamos cancelando a los discapacitados la posibilidad de prepararse, recrearse y trabajar para producir y generar riqueza, todos tenemos los mismos derechos pero no todos los tienen garantizados, haga usted un ejercicio de ciudad, póngase una venda en los ojos y trate de realizar sus actividades, súbase a una silla de ruedas y vaya a pagar su predial al Palacio Municipal, tápese los oídos y camine por el centro de Xalapa, póngase en los zapatos del otro, porque es muy probable que un día ya estaremos en ellos.
Se puede hacer ciudad con accesibilidad imperceptible, que no discrimine y que otorgue a todos el cabal cumplimiento del derecho a la ciudad.